¿Sabías que tu vagina se abre y se cierra según lo segura que se sienta?
Sí, tu vagina está revestida de tejido muscular liso que está controlado por tu sistema nervioso autónomo, que es la rama del sistema nervioso que responde automáticamente, por debajo de la conciencia;
esto significa que no podemos simplemente decirnos a nosotros mismos que nos sentimos seguros
Es nuestro cuerpo que nos dice si se siente seguro.
El sistema nervioso es el encargado de decirnos si es el momento de descansar, de reparar el organismo, de relajarse completamente, de hacer el amor o de dormir;
esto solo pasa cuando el cuerpo interpreta (con sensaciones) que está a salvo, que todo está tranquilo, que TODO ESTÁ BIEN.
que no necesitamos protegernos de nada, estar atentas porque percibimos que hay algún peligro
Por eso la seguridad es el fundamento de toda sensualidad.
Porque si no nos sentimos seguros, no podemos abrirnos y si no podemos abrirnos, entonces no podemos sentir realmente.
Incluso los folículos pilosos que cubren nuestra piel están envueltos en este tejido muscular liso, músculos erectores del pelo que se contraen y expanden. Cuando se nos pone la piel de gallina, ¡en realidad se llama piloerección!
Somos criaturas sensitivas, sensuales y sensibles. Y por esta razón, la seguridad es algo que ocurre de adentro hacia afuera.
Por supuesto, nuestro entorno físico y social también es increíblemente importante, porque nuestros sistemas nerviosos responden a las circunstancias del entorno.
Pero, ¿qué pasa si en nuestro cuerpo se ha instalado una sensación de inseguridad?
Por vivencias desagradables, por faltas de respeto a nuestros cuerpos, a nuestra sexualidad o por memorias de dolor, de vergüenza, de desmerecimiento o de culpa,
si no tenemos el cableado neuronal para la sensación de seguridad dentro de nuestro cuerpo, entonces, independientemente del entorno, nuestros cuerpos seguirán sin sentirse seguros.
No es algo que podamos decidir mentalmente, es un SISTEMA CORPORAL.
Lo único que podemos hacer mentalmente es comprender que es a través del cuerpo que podemos cambiar esta memoria de inseguridad.
Aquí es donde entra en juego la Neurocepción, que es la forma en que nuestro sistema nervioso capta constantemente información de nuestro entorno interno (cuerpo) y externo para decirle al cerebro qué tan seguros estamos. Esto también ocurre automáticamente, sin esfuerzo consciente.
Podemos pensar en este sistema como nuestra sabiduría del cuerpo animal.
En nuestro mundo moderno y sociedad capitalista, muchas cosas se sienten inseguras para nuestros cuerpos animales. Esto nos deja estancados en un sistema nervioso sobre activado (estrés o ansiedad) o apagado (cansancio y apatía), que en realidad es un modo protección.
Y no podemos estar en modo protección y en modo creación-crecimiento al mismo tiempo.
Necesitamos un equilibrio saludable entre ambos, pero no podemos hacer ambas cosas al mismo tiempo. Tampoco podemos estar en modo protección y sentirnos auténticamente receptivos, sensualmente encarnados e interesados con entusiasmo en el placer.
Lo que nos ayuda a salir de este modo de protección es una conexión cariñosa y enriquecedora con nosotros mismos y con los demás.
Aquí es donde entra en juego la oxitocina. A la oxitocina se le ha llamado la hormona del amor, es una de las hormonas centrales de la excitación sexual y de los orgasmos; la sustancia química del abrazo, pero también podemos considerarla la hormona del apego.
Está presente cuando hacemos el amor, nos besamos, nos tomamos de la mano, compartimos una comida, abrazamos a un ser querido, etc. lo cual provoca sentimientos de satisfacción, calma y seguridad. Desempeña un papel vital en el vínculo temprano madre-bebé, sentando las bases para el apego primario.
La oxitocina también tiene poderosos efectos sobre el tejido muscular liso, influyendo en las contracciones rítmicas del útero que facilitan el parto
y también son parte de la constelación de lo que constituye un orgasmo, así como en el reflejo de eyección de leche en los alvéolos del pezón, responsable de alimentación corporal de los mamíferos.
La oxitocina es una parte importante de nuestra historia evolutiva como humanos. Nos impulsa fisiológica y neuroquímicamente a crear relaciones recíprocas y confiables que han sido fundamentales para nuestra supervivencia como especie.
No se trata de una pasión nerviosa y eléctrica. Es la sensación cálida que sientes en tu estómago cuando estás en presencia de alguien que sientes que se preocupa por ti y que te cuida
Todos los cuerpos crean oxitocina y son capaces de ese tipo de amor profundo, cariñoso y enriquecedor. Y todos los cuerpos pueden producir niveles más altos de oxitocina durante el orgasmo.
Debido a la forma en que el músculo liso y el tejido eréctil se distribuyen de manera única en la anatomía genital femenina (en lugar de una distribución concentrada), esta sensación de cuidado y seguridad es esencialmente necesaria para la excitación femenina.
Ya no podemos ignorar nuestros cuerpos, porque nuestros cuerpos tienen mensajes importantes que compartir con nosotros.
A medida que nos conectamos más profundamente con nuestros cuerpos, nuestros cuerpos se convierten en lugares más seguros para estar.
Es por eso que ya no podemos ignorar nuestros cuerpos: tienen mensajes importantes que compartir con nosotros cuando recordamos escucharlos.
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