Cuento sufí sobre la maestría de los estados de ánimo
El sufismo es un camino iniciático muy especial para mí, fue a través del Sema, el giro derviche, que hace unos 20 años entré en contacto con las prácticas meditativas. No es de estañar que, aunque mi formación principal fue y continúa siendo el Yoga, la música y el movimiento han permanecido como parte esencial de todas las experiencias que comparto
De esta tradición mística me quedó el amor por el Sema, por Rumi y por todas sus antiguas parábolas. Una de mis favoritas es "El secreto del anillo"
Dice esta antigua historia sufí que una vez había un rey que se estaba construyendo un anillo con uno de los mejores diamantes que se habían encontrado hasta el momento. El rey tenía el deseo de guardar oculto dentro del anillo un mensaje que pudiera ayudarlo en momentos de desesperación total
Tenía que ser un mensaje muy breve para poder ser escrito en un papel muy pequeño, ya que tenía que estar escondido debajo del diamante. Así que reunió a todos los sabios de la corte, grandes eruditos que habían escrito grandes tratados y les preguntó : ¿podéis darme un mensaje de dos o tres palabras que me ayude en un momento importante?
Los sabios pensaron, leyeron, buscaron y rebuscaron en sus libros, pero no lograron encontrar un mensaje tan, tan corto... Entonces un día el rey coincidió con un anciano sirviente, un anciano que lo había visto crecer. Y decidió preguntarle lo mismo: ¿tú puedes darme un mensaje de dos o tres palabras que me ayude en un momento importante?
El anciano le dijo: "no soy un sabio, un erudito, un académico; pero conozco el mensaje porque sólo hay un mensaje. Y ellos, los sabios, no te lo pueden dar. Durante mi larga vida en palacio me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Cuando se fue, como gesto de agradecimiento por mis servicios, me dio un mensaje"
Entonces el anciano lo escribió, dobló el pequeño papel, se lo dio al rey y le dijo: "no lo leas, mantenlo escondido en el anillo; ábrelo solo cuando nada haya salido como esperabas, cuando no encuentres salida a la situación"
Y ese momento no tardó en llegar…
El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos le perseguían. estaba solo, y los perseguidores eran numerosos. Y llegó a un lugar donde el camino se acababa con un enorme precipicio; no había salida
No podía seguir a delante y no había otro camino... De repente, se acordó del anillo; quedó quieto y en silencio lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso. Simplemente decía: "ésto también pasará"
Mientras leía "ésto también pasará" sintió que se cernía sobre él un profundo silencio. Y aquello pasó. Porque todas las cosas pasan, nada permanece en este mundo... Los enemigos que le perseguía debieron perderse en el bosque, debieron equivocarse de camino porque cada vez sentía el trotar de los caballos más lejos hasta que dejó de oírlos.
El rey se sentía tremendamete agradecido con el anciano y con el místico desconocido ya que aquellas palabras habían sido milagrosas. Dobló el papel, volvió a guardarlo en el anillo y empezó a reunir a todos sus ejércitos hasta conseguir reconquistar el reino.
Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración, Él se sentía dichoso y orgulloso de sí mismo. En ese momento, el anciano que estaba a su lado como su asesor le dijo: "éste momento también es adecuado, vuelve a mirar el mensaje"
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